miércoles, 1 de junio de 2011

La alimentación complementaria (II)

¡Qué bien sienta que te confirmen que estás haciendo las cosas bien! Estoy muy contenta de haber hecho lo que creía que era mejor para Blanca, a pesar de la feroz y repetitiva presión del entorno.
Ayer fuimos a la charla de la nutricionista y endocrinóloga Pilar Serrano, y salimos de allí encantados. La conferencia estuvo muy bien documentada y al final resolvió dudas de algunas madres, pero lo mejor fue que confirmó que no nos estamos equivocando.
Además de lo que dicen los organismos competentes en materia de salud infantil, nos enteramos de algunas cosas más:
- Tal y como estábamos haciendo ya, se pueden dar sólidos a los bebés sin tener que pasar obligatoriamente por las papillas. Se le pueden ofrecer los alimentos rayados, aplastados con el tenedor o enteros para que los chupen. No se trata de que coma grandes cantidades al principio, para eso ya tiene el pecho, sino de que pruebe los distintos alimentos y sabores.
- Las espinacas o la calabaza tienen más nitratos que la zanahoria. Así que es mejor dar zanahoria antes y no al revés como nos dijo su pediatra.
- Se le puede dar pan (gluten) a partir de los 6 meses. Los estudios más recientes demuestran que mientras se siga con la lactancia materna las probabilidades de que se convierta en celíaco son prácticamente inexistentes.
- Mejor comer con el resto de la familia que antes o después. La comida es también una actividad social y los pequeños aprenden también de ver comer a sus papás.
- Si quiere comer solito es mejor dejarle. Es una forma de conocer los nuevos alimentos que está probando y la comida se convertirá en algo divertido que no querrá evitar. Alrededor del año y medio tienen una fase en la que quieren comer ellos solos y si en ese momento no les dejamos, por temor a que se ensucien, es probable que les tengamos que seguir dando nosotros hasta los 3 ó 4 años.
- ¿Y si al principio no quiere comer nada? En ese caso quizás nuestro hijo no está preparado y podemos esperar unas semanas antes de volver a intentarlo. A cada niño le salen los dientes a una edad, cada bebé camina o gatea en un momento distinto, por lo que cada uno lleva su ritmo...¿entonces por qué hay que forzar a todos por igual a partir de los 180 días? Esto nos dejó tranquilos porque Blanca sigue teniendo el complejo de extrusión y, aunque le pone ganas, mucho no traga.
En fin, creo que entre los dos post sobre alimentación complementaria cualquiera puede hacerse una idea de cómo empezar este proceso con su bebé. Para nosotros es toda una aventura y no queremos perdernos ni uno de sus gestos cuando prueba algo nuevo por primera vez. Y lo mejor de todo es que a partir de ahora lo haremos con la tranquilidad de hacerlo bien!


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